ACTIVIDAD EXTRACURRICULAR 3
ACTIVIDAD
EXTRACURRICULAR
La crisis económica generada por la enfermedad del
coronavirus (COVID-19) tiene un impacto importante en los países de América
Latina y el Caribe y golpea una estructura productiva y empresarial con
debilidades que se han originado a lo largo de décadas.
La estructura productiva de la región presenta una
gran heterogeneidad entre los sectores y entre las empresas. Pocas actividades
de producción y procesamiento de recursos naturales, algunos servicios de alta
intensidad de capital (electricidad, telecomunicaciones y bancos) y pocas
grandes empresas tienen altos niveles de valor agregado por trabajador, mientras
que los demás alcanzan niveles muy bajos de productividad.
En cuanto a la brecha externa, en 1980 la productividad laboral latinoamericana alcanzaba el 36,6% de la de los Estados Unidos. Después de una abrupta caída en esa década y, en menor medida, en los años noventa, la productividad relativa de la región llegó a ser de apenas un quinto de la de los Estados Unidos entre 1999 y 2018. En términos absolutos, la productividad laboral de la región creció un 0,6% anual entre 2008 y 2018 .
Es muy difícil prever la intensidad y la duración de
la crisis actual. Sin embargo, es posible identificar algunas de sus
especificidades.
Es un fenómeno
global, que afecta a todos los países del mundo, aunque con intensidades
distintas. En cada economía de la región, se producen consecuencias económicas
asociadas a la demanda y la oferta internas, y también a la demanda y la oferta
mundiales.
Como sucedió en otras pandemias, se trata de un virus
que era desconocido hasta ahora, para el cual aún no existe vacuna ni remedios
universalmente eficaces. La única manera de controlar la pandemia es mediante
la prevención que, en general, implica la reducción de los contactos sociales.
Las medidas tomadas por los países se traducen en diferentes niveles de restricción
social y, por lo tanto, de limitación de las actividades económicas.
En la medida en
que se logre controlar la etapa de mayor difusión del virus, las restricciones
sociales y al desarrollo de actividades económicas se modificarán, pero no
serán eliminadas del todo.
Habría tres etapas, vinculadas con las etapas que se vivirán en relación con la epidemia en cada país.
• La primera se relaciona con la emergencia y con las
medidas que hay que tomar en un plazo muy corto.
• La segunda se producirá cuando, una vez controlados
los focos de esa epidemia, haya que “convivir” con un virus que, sin controles
sanitarios y sociales, puede volver a difundirse. Se mantendrán algunas
(muchas) de las restricciones a las actividades económicas y sociales y la economía
funcionará “a media marcha”, con diferencias entre sectores. Esta etapa es la
que habitualmente se denomina de reactivación.
• La tercera tendrá lugar cuando no haya peligro de
contagio (una vez que exista la vacuna) e implicará una nueva realidad económica
y social. Esa realidad será distinta en cada país según la duración e
intensidad de las dos primeras etapas, las medidas económicas y sociales que se
hayan tomado y las capacidades institucionales, productivas y tecnológicas
acumuladas. Además, habrá cambios en el escenario económico y político
internacional, puesto que los países entrarán a la segunda y tercera etapas en
diferentes momentos y en condiciones distintas.
La gran mayoría de las empresas de la región han
registrado importantes caídas de sus ingresos y presentan dificultades para
mantener sus actividades: tienen serios problemas para cumplir con sus
obligaciones salariales y financieras, y dificultades para acceder a
financiamiento para capital de trabajo.
Aunque la crisis afecta a todas las empresas, el
impacto será mucho mayor en el caso de las microempresas y las pymes, por su
peso en la estructura empresarial de la región, en que se traducirá en grandes
cierres de empresas y pérdidas de puestos de trabajo.
Sobre la base
de los diagnósticos de las cámaras empresariales en relación con la situación
de las mipymes y de las características de la crisis, la CEPAL estima que
cerrarían más de 2,7 millones de empresas formales en la región, con una
pérdida de 8,5 millones de puestos de trabajo, sin incluir las reducciones de
empleos que realicen las empresas que seguirán operando. El impacto será muy
diferente según el sector y el tipo de empresa. Varios de los sectores
fuertemente afectados, como el comercio y los hoteles y restaurantes, cuentan
con gran cantidad de microempresas y pequeñas empresas, que serán las más
afectadas.
La Gran Interrupción de la Cadena de Suministro es un
elemento central de la extraordinaria incertidumbre que sigue rodeando a las
perspectivas económicas mundiales. Si la escasez persiste hasta entrado el
próximo año, podría provocar un alza de precios en una serie de productos.
Desde Estados Unidos hasta Australia, los bancos centrales debaten el nivel de
preocupación que deben mostrar por la inflación pero también deben considerar
una pregunta que nadie puede responder con total certeza: ¿la escasez y las
postergaciones son meramente percances temporales que acompañan la reanudación
de las actividades comerciales o algo más insidioso que podría durar hasta bien
entrado el próximo año?
En marzo, mientras los precios de los envíos mundiales se disparaban y
muchos productos comenzaban a escasear, la creencia popular era que el problema
se había generado por un excedente en los pedidos, lo que reflejaba cambios
extraordinarios en la demanda. Los consumidores en Estados Unidos y otros
países ricos usaron los confinamientos pandémicos como un estímulo para comprar
consolas de videojuegos y bicicletas estáticas para sus casas, lo cual saturó a
la industria de la paquetería con cargamentos y generó que se acabaran los
suministros de muchos componentes. Después de algunos meses, muchas personas
supusieron que las fábricas iban a ponerse al día con la demanda y los barcos
iban resolver el retraso en los pedidos pendientes.
Algunos expertos en comercio sugieren que las reacciones racionales ante los sucesos recientes están exacerbando la escasez de productos. Debido a la pandemia, la humanidad ahora conoce el temor de quedarse sin papel de baño. Esa experiencia podría provocar que los consumidores y los negocios pidan más y con mayor antelación que antes.
Por lo general, el pico de la demanda para los envíos
transpacíficos comienza a finales del verano y termina en el invierno, después
de que se abastecen los productos para la temporada navideña. Sin embargo,
durante el invierno pasado la temporada alta nunca terminó y ahora se ha
mezclado con la prisa de esta temporada navideña, lo cual ha reforzado la
presión para las fábricas, las bodegas, los barcos y los camiones.
Por Peter S.
Goodman y Keith Bradsher. Publicado 1 de septiembre de 2021.
Actualizado 5 de septiembre de 2021
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